Nymphomaniac. Volumen 1 (Nymphomaniac: Volume 1), una sobre
pesca,
Bach,
Fibonacci y sexo por todas partes.
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Gustico |
A
Lars von Trier le pierde esa bocaza suya. Si no fuese tan
plasta en público, no sé si conseguiría tanta repercusión internacional,
pero seguro que tendría el interés que reclama de los críticos. Su genialidad a
la hora de dirigir se me olvida desde que empieza a promocionar un nuevo
trabajo hasta que estoy sentado en la butaca. Una vez allí, a los cinco minutos
vuelvo a pensar lo de siempre: joder,
Lars von Trier es un genio.
Como le pasase a
Tarantino con
Kill Bill, el danés más
cansino terminó con un metraje excesivo para una sola película y cedió ante la
presión de los productores, era eso o recortar la mitad. Gracias a esto ahora
habrá que esperar a que se estrene
Nymphomaniac: Volumen 2 para hacernos a la
idea del proyecto en su totalidad.
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El reto de los lacasitos a tope |
Lo que cuenta esta primera parte es cómo un hombre solitario se topa con una mujer herida en el suelo. Como buen samaritano ayuda
a que se recupere y le ofrece reposo en su casa, gesto que dará pie a la
conversación que vertebra la película. Una charla en la que ella cuenta su vida
enfermizamente sexual culpabilizándose una y otra vez mientras él, compresivo,
asemeja su comportamiento con otros aspectos del mundo más normalizados.
Charlotte Gainsbourg y
Stellan Skarsgård son los dialogantes
y, pese a que su actuación es más que aceptable, no supone el gran reto que
todos esperábamos. Se supone que vendrá en la segunda
parte.
Uma Thurman protagoniza uno de los mejores momentos de la
película y, como no podía ser de otra manera, las apariciones de
Christian Slater y
Shia LaBeouf me sacan de lo que estoy viendo. La
desconocida
Stacy Martin es la que sustenta, como versión joven de la protagonista,
toda la película. Su fingida inocencia encaja a la perfección con un personaje
que no tiene ningún tapujo en ponerse en manos de su director. Es ella la que
protagoniza todas las escenas tórridas y explicitas que, según su creador,
supondrían su entrada en el género pornográfico.
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Shia antes de plagiar algo |
Estas declaraciones a viva voz son las típicas bravuconadas
de
von Trier que hace que cualquier noticia sobre su persona no apetezca. Luego,
una vez más, se estrena el supuesto escándalo y sí, contiene escenas
de sexo en primer plano, pero también una historia poética, personajes
interesantes, humor ácido y una narrativa de primera clase que engancha al
espectador más disoluto.
Su inicio, primero sin imagen, luego sin música y más tarde
roto por el
Führe Mich de
Rammstein, es todo lo que un cinéfilo de mente
abierta necesita para saber que debe prestar toda su atención las próximas dos
horas. La película es menos poligonera de lo que cabría esperar y mucho mejor
de lo que su director vende. No es cine porno, es poesía con sexo.
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Uma algo mosca |
Aquí el
trailer, aunque aviso que contiene imágenes de las dos partes. El 24 de enero se estrena
Nymphomaniac. Volumen 2 donde podremos hacernos una idea más clara del conjunto y cerrar la
trilogía de la depresión que forma junto con
Anticristo y
Melancolía. Un 8’0.
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