11/1/14

The Grandmaster (Yi Dai Zong Shi)

The Grandmaster (Yi Dai Zong Shi), una de adaptarse, ser uno con tu oponente y repeler los palos para devolverlos mejor.

Se ha estropeado el día
Algo más de cinco años es lo que ha tardado Wong Kar Wai en tener lista esta joya del cine de artes marciales. A las complicaciones para realizar las imposibles coreografías que contiene, se suma la conocida obsesión por el detalle del director chino y el año entero que tardó en montar la versión final que podemos disfrutar ahora.

La trama nos cuenta como Ip Man, uno de los más importantes maestros de Kung-fu, sobrevive a la invasión japonesa del 36 mientras continua estudiando y perfeccionando el Wing Chun, rama de la que es máximo conocedor y divulgador. Mezclándose con la pequeña base verídica, aparecen historias de amor y honor que permiten al director hacernos soñar con enfrentamientos maravillosos.

Tony Leung Chiu Wai es el protagonista que ha tenido que sufrir incontables horas de trabajo y rodaje para que todo se vea como aparece en pantalla. Su porte es el necesario para hacer de su personaje un tipo atrayente aun cuando tiene las manos en la espalda y no ha empezado a hablar. Song Hye-kyo es su réplica femenina que, lejos de permanecer a un lado mientras tapa su sonrisa con un abanico, protagoniza dos de las peleas mejor conseguidas de la cinta.

Quietooor!
Y es que hay algo difícil de negar, estamos ante una película con algunas de las escenas de artes marciales más bellas jamás rodadas. No solo la espectacular apertura bajo la lluvia, si no todos y cada uno de los encuentros entre maestros son dignos de alabanza. Desde la cuidadosa pelea del amor, donde los golpes casi son caricias, a una batalla de ideas que termina definiendo gran parte de lo que es el Wing Chun y, por lo tanto, la filosofía de la película. Todo esto gracias al preciosismo de un director con gusto y al trabajo de Yuen Woo-ping, el mejor coreagrafo de Kung-fu de la historia del cine, y eso es impepinable.

Decidme que no os gusta esto
La fotografía y puesta en escena son sobrecogedoras de principio a fin. Todo funciona y parece estar medido al milímetro para que encaje con cada movimiento de los luchadores que aparecen por allí.

La gran pega es que, una vez conseguido lo difícil, lo más sencillo resulta confuso y aburrido. Me refiero a que teniendo las escenas de lucha más logradas en años y habiendo transmitido la filosofía del propio estilo, Wong no consigue narrar una verdadera trama que pueda guiar al espectador por lo que va ocurriendo.

Llegada de las tortas a la estación
Aviso que es muy posible que sea mi culpa, que no estaba muy fino cuando me metí en la sala, pero reconozco que me perdía una y otra vez con una historia que no sabía si iba o venía. La tercera vez que me di cuenta de que no estaba donde yo pensaba, me rendí al apartado puramente visual y a las conversaciones sobre la lucha y sus valores. Con una duración de dos horas y media y, como ya he dicho, teniendo hecho lo difícil, digo yo que no sería tan complicado explicar bien lo que ocurre.

Supongo que en los siguientes visionados, porque se presta a ello, iré disfrutando más de The Grandmaster pero, hasta que eso ocurra, la definiré como un imprescindible para los aficionados al género de artes marciales en general y a la forma de pensar que conlleva en particular, pero una dura prueba para el que no comulgue con la temática y quiera una historia de verdad. Y sí, Ip Man fue maestro de Bruce Lee y este basó su Jeet kune do en el Wing Chun, pero esta historia no va de eso. Aún.

Cuidado donde te metas a tomar algo
Aquí el trailer. No esperéis Hero o La Casa de las Dagas Voladoras, esto lleva otra envoltura. Un 7’75.

1 comentario: