12/3/15

Perdiendo el norte

Perdiendo el norte, la española de unos que se van a Alemania.

Muy loker todo
Esa frase es la que me ayudará a recordar en un futuro, cuando rebusque por aquí los títulos de 2015 y haya olvidado esto, de qué narices iba la peli. Otro intento de esta nueva oleada de comedia española que tan cerca está generalmente de conseguir algo genial pero que, inevitablemente, también aporta segmentos en blanco como este o laquetodosestáispensando.

La trama nos cuenta la historia de dos jóvenes sobradamente preparados que aterrizan en Berlín buscando oportunidades. Terminan trabajando en una cocina y mintiendo a la familia para fingir que están bien. Historia de amor, de cuernos y hasta vecino con enfermedad complicada, terminan de formar el desganado argumento.

Si sacamos de esta ecuación a Julián López no sé qué hubiese sido de mí durante la proyección. Reconozco que el problema será mío porque las risas en la sala fueron abundantes pero, a parte de disfrutar con el dislate del chanante y con cada plano de Carmen Machi y Javier Cámara, duo del que aun se puede sacar petróleo, lo que se dice reirme no me reí.

Ay Julianete, si no es por ti...
El principal problema es un guión sin fuerza, lleno de tópicos blancos y sin un sólo diálogo que merezca la pena ser repetido nunca. Los responsables son su director, Nacho G. Velilla y su equipo de habituales que, tras cambiar la historia de la televisión en España con la genial 7 vidas, sigo esperando a que vuelvan a destacar. Que no les salió del todo mal Que se mueran los feos, al menos mejor que esta sí era, pero creo que deberían exigirse algo mejor rematado.

Otro asunto que lastra el visionado es Yon Gonzalez. Es cierto que tiene que luchar contra los secundarios ya nombrados y, por si fuera poco, con las divertidas Malena Alterio y Úrsula Corberó y el inconmensurable José Sacristán, pero todo eso no es excusa para lo que nos hace soportar el forzado protagonista. A su lado Blanca Suárez, de la que espero lo mejor pero aun no me ha sorprendido demasiado, parece una actriz de método. Tampoco me convence nada esa especie de secundario torrentiano que encarna Miki Esparbé pero, vuelvo a confesar, el problema será mío porque en la sala se celebraban sus intervenciones ante mi incomprensión absoluta.

Chistes viejos, sosos y mal llevados, diálogos imposibles de transcribir por su volatil existencia y un montaje plano que incluye dos secuencias con el orden invertido, la del basurero debería introducir el momento musical anterior, hacen de Perdiendo el norte un producto mínimo del que poco se puede rascar.

Esa clase media
Aquí el trailer. Buen momento para reivindicar La vida inesperada que trata un tema similar de un modo mucho más correcto y que pasó por las salas sin pena ni gloria. Un 5.

2 comentarios:

  1. Qué guay. Esta me la guardo para el día que quiera tirarme desde un vigésimo quinto piso y que me falte ese último empujoncito.

    ResponderEliminar