Tan chulo el tío |
La trama nos sitúa tras el conflicto de Australia con Turquía en la Primera Guerra Mundial. Un granjero viaja a Estambul para buscar los cuerpos de sus tres hijos, dados por muertos en la batalla de Gallipoli. Allí se hará colega de un mandamás turco que le ayudará y se enamorará de la regente de su hotel porque sí.
Russell Crowe se pone en punto muerto como en las pelis donde se le ve aburrido. Debo estar equivocado porque si su propia cinta no le interesa, no sé ya cuando va a volver a actuar con ganas. Yilmaz Erdogan es el único que parece creerse el guión y Jai Courtney podría funcionar si tuviese más metraje. El papel de Olga Kurylenko es tan de florero que la pobre no merece ni insultos.
Con paisajes envidiables y presupuesto suficiente como para que todo luzca bien, la fotografía ayuda al argumento a parecer una producción europea sobre descubrimientos arqueológicos y flashback de pasajes bíblicos, de esas que Antena3 y Telecinco cuelan algún sábado por la noche, como si no tuviesen suficiente con lo de por la tarde.
Si Crowe va a seguir dirigiendo es algo que desconozco, como el hecho de si en algún momento tendrá estilo, fuerza o mano para hacerlo con ganas. Lo que sí queda claro es que en su ópera prima no hay nada de esto y, aun sin ser un despropósito, es muy difícil tomarse esto con la seriedad que pretende plasmar.
Mira qué contento en su pozo de barro |
No puedo ni empezar a verla. Hubiera hecho un corto y lo hubiera llamado "Gladiador se ahoga en un charco".
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