6/2/16

Macbeth

'Macbeth', todo estaba ahí, todo está maldito.

Tomorrow, and tomorrow, and tomorrow...
Vi esta película en mitad del Festival de Sitges, una tarde en la que todo indicaba que sería imposible negarse a la obviedad de cerrar los ojos de una vez en las cómodas butacas de Auditori. Densa, pesada, brumosa, tenía todos los ingredientes, pero no pude cerrar los ojos.

Y es que esta nueva versión del texto de Shakespeare a manos de Justin Kurzel es plomiza, cierto, pero lo es porque funciona como una bala de cañón directa al pecho. Poderosa, estoica y gigante, la fotografía y la música consiguen una atmósfera espesa de la que Michael Fassbender se apropia con desprecio hacia el resto de los humanos.

Su poderío sobresale de la pantalla junto con la neblina naranja, el barro cubre el suelo y la sangre salpica a los espectadores mientras los diálogos del inglés se vuelven más duros que nunca. Una joya audiovisual que puede matar si resulta indigesta pero que, de ser bien deglutida, alimentará una mente durante semanas.

Mis cinco puntos del premio del público se fueron con ella, sé que en vano porque la mitad de la sala sucumbió ante el señor de la arena, pero a mi me despertó a lo grande. Menos mal que no se me aparecieron las Fatídicas, si no hubiese pasado por acero a los que andaban roncando ante semejante maravilla.


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