31/10/15

Mi gran noche

Mi gran noche, descarriado desenfreno.

Cartel tontorrón
Se suele achacar a Álex de la Iglesia cierta incapacidad por cerrar contundentemente sus buenas películas, acelerando la maquinaria en el tercer acto y rindiéndose a la locura desatada. Puede que él mismo lo note y por eso de vez en cuando se permita un respiro, olvidando todas las cadenas desde el principio y dejando que el despropósito se apodere de un producto por completo. A veces el experimento sale bien, la desquiciada Balada triste de trompeta es una de sus mejores cintas y no tiene un segundo de freno, el exceso inunda al espectador hasta ahogarlo de una manera sublime. Esta vez, me temo, las sobradas han salido por la culata.

El guión, firmado claro por Jorge Guerricaechevarríade la Iglesia, nos lleva a un enorme plató donde se está rodando un especial de Noche Vieja. En pleno agosto, durante más de una semana, equipo y figuración hacen lo que pueden por vivir una fiesta constante. En ese escenario vemos entrelazarse hasta cinco historietas diferentes, todas con sus propias subtramas y sin ceder ninguna protagonismo a la demás, peleándose como los dos divos de la canción que pugnan por salir tras las campanadas, el veterano Alphonso y la estrella latina adolescente Adanne.

Y es que, antes de seguir dando palos, tengo que dejar claro que el reparto, coral y desmesurado como todo aquí, es el acierto que permite disfrutar del despropósito hasta el final. El director sabe sacar siempre lo mejor de los que le rodean y esta vez se ha traído a todos, rellenando cada plano de gente que sabe reírse de sí misma y hacerlo bien. Blanca Suárez, Pepón NietoAna PolvorosaLuis FernándezHugo Silva, Carlos Areces, Carmen Machi, Terele Pávez, Enrique Villén y Luis Callejo son los que están especialmente bien, dotando de naturalidad y comicidad sin reparos cada una de sus apariciones. A parte, claro, hay que poner a Raphael, porque es AQUEL y porque sale disparando, algo que habrá que agradecer a Álex de la Iglesia por los siglos de los siglos. Y sí, ahora ya me quito la careta, después de tanto cachondeo con su persona y tanta broma en internet, la mayoría merecida, es el momento de decir que en una peli que salvan los actores y que hay hasta una docena realmente inspirados, el mejor de todos es Mario Casas.

Dando glorit
Divertido y entregado, Casas se deja hacer y consigue un personaje perfecto que juega a ser el más tonto de una función repleta de ellos, y lo consigue. Todo rematado con un número musical donde el actor brilla más que nunca y que hubiese sido perfecto de no ser porque coincide también con el momento en el que el guión se muestra claro de una vez por todas: esto es un refrito.

En dicho momento climático, el joven Adanne debe actuar y quedarse con el personal. Visualmente se consigue pero la canción que oímos, titulada Bombero, es una versión de Torero de Chayanne con otra letra. No viene de ningún sitio, anteriormente hay un par de bromas con la familia Iglesias y su obsesión con la fama podría haber dado un chiste si copiase alguna de sus canciones descaradamente. Pero no, la cinta nos ofrece una canción que ya conocemos con otro texto que no es tampoco demasiado gracioso. La necesidad de que ese momento tenga una canción propia, tan loca y excesiva como original, se puede trasladar al resto de la película.

No es más que una repetición del chiste que ya conocemos, con diferentes situaciones dentro para disimular sí, pero nada nuevo al fin y al cabo. La sensación de gag alargado y batiburrillo de sketches va creciendo según pasan los minutos hasta que, llegado el final, uno mira la hora esperando que el estruendo termine en algún momento.

En definitiva, una comedia con la que irremediablemente pasar buenos ratos pero que, me temo, aturullará hasta a los más capaces.

Villanetis
Aquí el trailer. Sobre el juego tras las cortinas, me tengo que seguir quedando con Muertos de risa. Un 5'5.

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