Tenía quince minutos así que no lo dudé un segundo, me senté en un bordillo a esperar. Muchos dirán que esto no es útil, que podría hacer muchas cosas de provecho en ese cuarto de hora que me regalaba la vida, y tendrán razón. No tengo excusa, sólo quería sentarme y mirar al infinito un rato, el capricho de un hombre cansado.
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Yo sentado en un bordillo |
Como un perrete, excavé el yacimiento, consiguiendo en el acto rescatar unos escritos que leí, no sin asombro, mientras buscaba un banco seguro en el que remontar mi posición inicial. Como no tengo otra cosa mejor que hacer y deseo enormemente descubrir el origen del texto, aquí tienen la transcripción de un relato que nos remonta a tiempos inmemoriales, cuando todo era diferente y aun no había Wifi.
Hëllga, epílogo de un nacimiento
Hace
eones, a millones de universos de nuestro mundo, en la realidad número diecisiete,
nació del vientre de su madre una de las criaturas más beligerantes y sexualmente
destructivas que jamás atravesó el plano existencial. De hecho, a punto estuvo
de sesgar en dos el mismísimo plano existencial en una ocasión en la que las cosas no salieron como ella quería, pero para
entender la sanguinolenta magnitud del relato, es preciso comenzar desde el principio
del mundo, de su mundo, para que podamos conocer algunos de los dioses que
regían las vidas de los desafortunados habitantes de aquella tierra.
En
tiempos remotos, la diosa Promesa Futura fue salvajemente violada por su primo
menor, Destino Cruel. Los padres de ambos, antiguas divinidades sin nombre,
lucharon durante años por la custodia de la hija nacida de la relación
incestuosa, la poderosa Agonía Cruel Futura. Cuando Agonía alcanzó la mayoría
de edad, decidió poner fin al conflicto comiéndose a sus dos abuelos en un
macabro ritual de músculos y tendones existenciales. Los padres de la joven Agonía,
decidieron huir del mundo, pero fueron traicionados por su barquero y ofrecidos
a la diosa enfurecida. Destino Cruel fue obligado a vivir dentro del útero de
Promesa Futura hasta que ambos confesasen sus pecados: el incesto altamente
prohibido y el sublime gozo resultante. El padre rápidamente se arrepintió del
acto cometido años atrás, sobre todo por lo que implicaba no hacerlo, pero la madre dijo haber sufrido sin remordimiento
alguno de la violación, por lo que la condena intrauterina se prolongó
indefinidamente. Así, durante más de un siglo de siglos, Promesa Futura se
golpeó con una barra de paladio verdoso en la tripa para hacer que Destino Cruel
sufriese insufribles dolores abortivos.
Con
dioses como estos, los mortales no podían ser mas que despreciables desechos de
burra. Piratas y maleantes robaban a ladrones y asesinos mientras estos daban
su merecido a borrachos pendencieros. Sectarios devoradores de niños y
repulsivas criaturas, aguardaban en cada rincón de la tierra. No existía la
bondad, no había piedad.
Aun
así, algunos sobresalían entre los demás por su astuta vileza y sus malas artes.
Su violenta forma de vida aterraba a las bestias informes y ensombrecía a los
necrones más brutales. Había auténticos hijos de puta, pero esta historia se
centra en la mayor, la peor y la más cruel de todos ellos, Hëllga, la bestia de
las arenas.
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Se avecinan tiempos raros |
La historia sigue, pero no os la voy a contar entera porque me tengo que ir a hacer unas movidas. Adiós amigos.
Venga ya!
ResponderEliminarVenga ya!
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