27/10/14

Coherence

Coherence, un cometa, ocho amigos y variables que harían pasar a Schrödinger un buen rato.

Poster molón, pero este, y este, y...
Primer largometraje dirigido por James Ward Byrkit, con ocho intérpretes desconocidos y una localización que no va mucho más allá de un salón y un jardín, al menos en un principio. Con estos datos, lo normal sería dar media vuelta y meterse en otra sala o, si lo estás pensando, dejar de leer esta crítica. No te precipites y permite que te convenza de que pese a lo expuesto en los dos primeros renglones y las insípidas fotos que acompañan este reseña, vas a hartarte de recomendar Coherence a todo el mundo una vez que la veas.

Ganadora del premio a mejor guión en Sitges 2013 y aplaudida con ganas en La Muestra SyFy 2014, estamos ante uno de esos productos de buena ciencia ficción que será mucho más importante dentro de unos años que ahora, en cuanto sea vista vamos.

Sobre la trama mejor no decir mucho, un grupo de amigos se reúne para cenar la misma noche en la que un cometa va a pasar cerca de la tierra. A partir de ahí, a disfrutar con lo que ofrezca. Tú hazme caso y vete al cine, siéntate en la butaca sin saber qué vas a ver y descubre poco a poco su intriga, estructura y mecanismos. Seguro que al principio estás algo incómodo, pensarás que voy de guay y te he mandado a ver un truño indie, pero a la media hora ya no podrás pensar en otra cosa que en este universo complejo en el que vivimos. O no.

...este, y este, y este, y...
Y es que lo mejor de Coherence es que te obliga a pensar un poco en lo que estas viendo. No es complicada de entender ni se pierde en puzzles filosóficos, pero para pasarlo bien, debes estar atento y entrar en su juego. Recuerda que la charla con los amigos a la salida del cine va a ser también uno de los momentos álgidos de la peli y tienes que enterarte de todo para ser el más molón.

Todo esto, si es que hasta ahora he logrado contar algo sin contar nada, utilizando unos recursos visuales y técnicos simples hasta el extremo. No hay trucos, no hay piruetas, no hay dinero. Aquí solo vas a encontrar guión y un argumento con el que envolverte durante hora y media con ciencia ficción de entretenimiento cerebral puro.

En definitiva, una paranoia deliciosa que debe ser vista. Una joya para el futuro que pasará sin pena ni gloria por las escasísimas salas por las que se está proyectando un año después de su recorrido en Festivales. Una cinta trampa donde lo azul puede ser rojo y el gato está vivo, muerto, disecado y fumando en pipa, todo a la vez. Un Shane Carruth para todos los públicos.

...este, y este, y este, y...
Aquí el trailer. Acuérdate de llevar un glow stick y comprobar de qué color es el de tu acompañante cuando salgas de la sala. Un 9.

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