Sesión por aquí, sesión por allá, todo lo que necesitas
saber en Sitges día 5: las películas. Aquí no. Aquí nada.
Aquí sólo descubrirás que me levanté y fui a ver muchas
cosas, la mayoría dormido. Que hice colas para ver más cosas y que, por
necesidad, di un giro a mi vida muy importante.
El cafele en cuestión
Desde pequeño he odiado la leche sola. Fría me da asco,
caliente me marea y templada hace que quiera morir de un modo inmediato. Hay
muchos métodos para tomarla sin la necesidad de pasar un mal trago, guiño
guiño, pero a mi el único que me convence es el Colacao frío. Hace años sólo
tenía que luchar en invierno contra mi madre para que no lo calentase, no
entendía que, aun nevando fuera de casa, lo mío era el desayuno frío. Con el
tiempo la batalla se ha trasladado a otros sectores de la sociedad, donde no
computan que un joven con barba no tome café.
Mi animadversión hacia ese líquido no es tan profusa como la
que tengo hacia la leche sola, soporto con agrado el olor y su sabor no me hace
vomitar, pero no podría tomarme una taza. Pues bien, aquí viene el giro. Tras
muchos días de sueños entrecortados y cabezazos en salas oscuras, no me ha
quedado otro remedio que pasarme. Además no quedaba té.
Totoro como puedas
En otro orden de cosas, tengo un nuevo amigo de litera que
está también en el festival. Escribe en Macguffilms y no os contaré nada malo de
él por si lo lee. El caso es que pensando en las comodidades que este albergue
me está ofreciendo, me he dado cuenta de que no os he dicho el nombre. Cuando
todo iba mal, bien que repetía a diario que el Atalaya/Olga/Olga’s Palace era esto
o lo otro, y ahora que me gusta el sitio, no pongo el nombre. Qué pena de tío. Y no lo
dice. Y sigue escribiendo y no lo dice.
Así terminó la entrada, sin desvelar el nombre del albergue
y hablando sobre lo que estaba haciendo, que era precisamente escribir ese
mismo texto sobre la falta de aclaración del nombre de su nuevo hogar. Incluyó
además una foto de un magnífico dibujo y un epílogo donde explicaba de nuevo, pero esta vez con cierta lejanía,
el proceso en el que seguía sumergido. Por si esto fuese poco, alargó más aun
el últ
Imo párrafo sin darse cuenta de que había pulsado el Enter y
un horrible renglón en blando separaba una palara en dos, haciéndose aun más
dañino a la vista porque el corrector del procesador de textos hizo que la “i”
fuese mayúscula al inicio de la oración. Así, aunque se juntasen de nuevo, la
palabra resultante sería "últImo", un error en toda regla.
Puede que por eso decidiese terminarlo todo con un video de una banda lamentable en la que participa. ¿Simple relleno? ¿autopromoción traicionera? Nunca lo sabremos, posiblemente ambas.
¡como que no hay comentarios!
ResponderEliminarpues los hay a puñaos!
grandes, que sois muy grandes
¿mi último deseo antes de morir por el virus que nos atenaza?
ResponderEliminarir al cine y después a un concierto del Hombre Negro.
Tio me alegras la vida!!!
Ricky vuelve a casa cuanto antes. Creo que te estamos perdiendo. Tu tío.
ResponderEliminarGRASIE
ResponderEliminarmuy bueno y simpático simplemente genial
ResponderEliminarEres un grande.
ResponderEliminar